La presión sanguínea
significa la fuerza ejercida por la sangre contra cualquier unidad de área de
la pared del vaso se mide siempre en mm de Hg. Cuando se dice que la presión en
un vaso es de 50 mmHg esto quiere decir que la fuerza ejercida es suficiente
para empujar una columna de Hg contra la gravedad hasta una altura de 50 mm.
De forma ocasional la
presión se mide en centímetros de agua (cm H2O) una presión de 10 cm de H2O
significa una presión suficiente para evaluar una columna de agua hasta una
altura de 10 cm contra la gravedad.
PULSACIONES
DE LA PRESION ARTERIAL
Tres variables se interrelacionan para lograr la regulación de la
presión arterial (PA): el gradiente de presión (ΔP), el caudal o flujo de
sangre (Q) y la resistencia periférica (R). Usando como analogía a la Ley de
Ohm de los circuitos eléctricos, que establece que la corriente (I) es igual a
la diferencia de voltaje (ΔV), dividida por la resistencia (R), o sea I = ΔV /
R, se toma la relación hidrodinámica equivalente donde Caudal o Flujo (Q) es
igual a gradiente de presión (ΔP) dividido por la resistencia (R), o sea Q = ΔP
/ R
El gradiente de presión o presión de perfusión en un órgano es la
presión arterial menos la presión venosa mientras que en un vaso individual es
la diferencia entre dos puntos particulares del mismo.
La resistencia al flujo en un vaso sanguíneo está determinada por tres
factores:
a) el largo del vaso (L);
b) el radio de la luz del vaso elevado a la cuarta potencia (r 4) y
c) la viscosidad de la sangre (η); de tal forma que R = η . L / r4
De ellos el radio es el más importante, teniendo en cuenta que se
considera su dimensión pero elevada a la cuarta potencia; así una disminución
del radio a la mitad de su valor original implica un aumento de dieciséis veces
de la resistencia. Un vaso sanguíneo con el doble de longitud pero idéntico
radio tendrá el doble de resistencia.
La viscosidad (η) puede variar significativamente cuando existan cambios
en el hematocrito: si el hematocrito normal del 40% es llevado al 60%, el valor
de la viscosidad llegará a más o menos el doble; también la disminución de la
velocidad del flujo provoca aumento de la viscosidad en varias veces . Es decir
que Q es directamente proporcional al gradiente de presión multiplicado por el
radio del vaso elevado a la cuarta potencia, e inversamente proporcional al
largo del vaso y a la viscosidad.
PRESIÓN
ARTERIAL.
Es la fuerza o empuje ejercido por la
sangre sobre la pared de la arteria. Tensión Arterial, es la fuerza de igual
magnitud pero en sentido contrario ejercido por la pared de la arteria que se
opone a la distensión y es la que podemos medir.
La presión arterial es el valor en mmHg
que se alcanza cuando la tensión de la pared arterial llega a la cima de la
onda sistólica.
La presión en la aorta, la arteria
braquial y en otras grandes arterias sube hasta un valor máximo de alrededor de
120 mm Hg que es la Presión Sistólica y cae hasta un valor mínimo de alrededor
de 70 mmHg Presión Diastólica.
Presión arterial clasificación
Normal: por debajo de 120-80
Pre hipertensión: 120-139
Estadio I HTA: 140-159 90-99
Estadio II HTA: por encima de 160-100.
¿Cómo se mide la Presión Arterial?
Ambiente:
• Estar en una habitación tranquila.
• Evitar ruidos y situaciones de alarma.
• La temperatura ambiente debe rondar los 20º.
Paciente:
• No comer abundantemente, no fumar, no beber
alcohol ni café, ni hacer ejercicio, al menos media hora antes de la visita.
• No tomar agentes simpáticos miméticos, como
descongestivos.
• No tener la vejiga llena.
EL MÉTODO INDIRECTO
La manera habitual de medir la presión
arterial en clínica es por medio del método indirecto usando un
esfingomanómetro. Este consiste en un manguito o brazalete inflable que se
enrolla en el brazo del paciente. La presión dentro del brazalete se mide con
un manómetro de mercurio o un manómetro aneroide (un tubo cerrado en forma de
espiral cuyo radio de curvatura aumenta con la presión y mueve una aguja). La
presión sistólica (máxima) y diastólica (mínima) se determinan, usando un
estetoscopio colocado sobre la arteria humeral, a través de la auscultación de
los "ruidos de Korotkoff" Hay 5 fases en los ruidos de Korotkoff y
las fases I, IV y V son usadas como claves de la medida de la presión arterial.
El primer paso es inflar el manguito
con una presión francamente mayor a la presión sistólica (p. ej.: 250 Hg), lo
que determinará el cierre de la arteria por la presión que ejercen las masas
musculares. No se oirá ningún ruido a través del estetoscopio. Luego se
comienza lentamente a desinflar el manguito, observando la columna de mercurio.
En un momento dado se comenzará a oír ruidos o golpes que coinciden con la
sístole (FASE I) y la lectura del manómetro en ese momento indicará la presión
sistólica. Se sigue, entonces, bajando la presión en el manguito y se notará
que, primero (FASE IV), hay un cambio de tonalidad en los ruidos y segundo
(FASE V), los ruidos desaparecen. La diferencia entre "cambio" y
"silencio" no suele ser mayor a unos pocos mmHg.
La presión diastólica parece estar más
cercana al cambio que al silencio, pero como éste es más difícil de percibir,
se suele anotar como diastólica la presión en la que los ruidos desaparecen.
En algunos servicios hospitalarios se
anota, por ejemplo, 120/80/75 para indicar los tres momentos del registro, pero
para las estadísticas de salud se usa sólo las medidas derivadas en la fase I y
V.
¿Cuál es el origen de los ruidos de
Korotkoff? La FASE I se debe a que la sangre comienza a pasar por una arteria estrechada.
Eso determina un aumento de la velocidad local que, al encontrarse, debajo del
manguito, con una arteria de radio normal, hace que aparezca un flujo
turbulento, ruidoso.
Esta turbulencia ocurre sólo en la
sístole porque es el momento en el que la presión arterial logra vencer la
presión externa. Estos golpes son reemplazados por un murmullo suave (FASE II)
y por un murmullo más intenso (FASE III). Con una presión externa cercana a la
diastólica el flujo se vuelve laminar, silencioso (FASES IV y V). Lo habitual
es realizar este procedimiento con el paciente acostado pero, sobre todo cuando
se utilizan drogas hipotensoras, puede ser importante repetir la medida con el
paciente sentado y de pie.
Presión
sistólica, presión diastólica, presión de pulso y presión arterial media.
Lo habitual es decir que el corazón
funciona como una impelente y pulsátil. Es impelente porque fundamentalmente
impulsa la sangre es un sentido creando presiones positivas. Es pulsátil porque
tiene ciclos, con momentos en que la presión alcanza un valor alto y luego
baja. Hay una presión máxima que coincide con la sístole ventricular, por lo
que se la llama presión sistólica (PAS). Su valor es de unos 120 mm Hg.
El punto de menor presión corresponde
al final de la diástole ventricular, por lo que se la llama presión diastólica
(PAD) y su valor es de unos 80 mm Hg. Es la "máxima" la
"mínima'' de la jerga médica. A la diferencia entre PAS y PAD se la conoce
como presión de pulso. Así:
Ppulso = PAS - PAD = 120 - 80 mm Hg =
40 mm Hg
Ahora, si la PAS es 120 mm Hg y la PAD
de 80 mm ¿de donde salen los 100 mm Hg de presión aórtica que hemos venido
usando y se muestra en la Fig. 9.7? Se trata de la presión arterial media
(PAmed), la presión continua que debería existir en el sistema para cumplir las
mismas funciones que la presión pulsante de la sistólica y la diastólica. . Una
manera rápida de calcularla es
PAmed = PAD + 1/3 ( PAS - PAD) PAmed =
80 + 1/3 (120 - 80) = 93,3 mm Hg
Por comodidad se usa: PAmed = 100 mm Hg
El
PULSO, LA ONDA DE PULSO Y LA ONDA DE PRESION
La toma del pulso en las arterias,
especialmente la radial es, sin duda, el procedimiento médico más común y
rutinario.
El examinador, adoptando generalmente
una postura seria y grave, pone sus dedos índice y medio en la muñeca del
paciente y siente. La pregunta es: ¿Qué es lo que siente? Siente, claro,
dilataciones rítmicas de la arteria que le permitirán decir, por ejemplo, que
el pulso es regular (cada golpe está separado del otro por intervalos iguales),
igual (cada golpe tiene la misma intensidad) y de una frecuencia de 72 por
minuto. Son datos muy útiles, pero hay que entender su significado. La sístole
ventricular tiene una duración de unos 0,3 s y en ese tiempo se expulsa el
volumen sistólico, que creará un aumento de presión en la aorta, un aumento de
velocidad de la sangre y una distensión de las paredes arteriales. Al ser la
actividad cardíaca un fenómeno rítmico se crearán ondas de presión, ondas de
velocidad y ondas de pulso que se irán propagando por el árbol vascular. Esta
última resulta de la propagación, a través de la pared de las arterias, del
incremento y disminución rítmica del diámetro de la aorta y las grandes
arterias. La velocidad con que se propaga la onda de pulso es de 4 a 10 veces
mayor que la velocidad de la sangre, por lo que el médico sentirá, en la
arteria radial, por ejemplo, que se ha producido un latido antes que la sangre
expulsada por ese latido llegue a la muñeca del paciente. Como se sabe, en una
arteria estrechada la velocidad de la sangre aumenta y puede ocurrir que la
onda de velocidad alcance a la de pulso. Esa situación provocaría vibraciones
de la pared muy intensas y ha sido invocado como hipótesis alternativa para
explicar los ruidos de Korotkoff, tradicionalmente atribuidos a turbulencia de
la sangre.
Efectos de la pulsación sobre la resistencia vascular y el flujo
sanguíneo tisular
La presión sobre el flujo sanguíneo es
mucho mayor de lo que se podría esperar así como se encuentra en la razón esto
es que el incrementa de la presión arterial no solo aumenta la fuerza que
tiende a empujar la sangre a través de los vasos, si no que distiende al mismo
tiempo, lo que reduce la resistencia vascular. Así una presión aumentada suele
incrementar el flujo de dos formas.
Por lo tanto para la mayor parte de los
tejidos, el flujo sanguíneo a 100 mmHg de presión arterial suele ser
aproximadamente cuatro a seis veces mayor que el flujo sanguíneo a 50 mmHg, y
no el doble como sucedería si el aumento de la presión no tuviera el efecto de
aumentar el diámetro vascular.
Pulsaciones de la presión
arterial
Con cada latido cardiaco, una nueva
oleada de sangre llena a las arterias. Si no fuera por la distensibilidad del
sistema arterial, la sangre fluiría por los tejidos solo durante la sístole
cardiaca y no durante la diástole. Sin embargo, las condiciones normales la
capacitancia del árbol arterial reduce la presión de las pulsaciones de forma
que casi han desaparecido cuando la sangre llega los capilares; así el flujo
sanguíneo tisular es fundamentalmente continuo con muy escasas ocasiones.
Factores que afectan la presión del pulso
1.
El volumen sistólico del corazón
2.
La capacitancia (densibilidad total)
del árbol arterial
3.
Carácter de la eyección del corazón
durante la sístole menos importante
Hipertensión arterial. Causas
- Desconocidas
o idiopáticas
- Conocidas
o secundarias a
1. Enfermedades renales
2. Enfermedades endocrinas
3. Enfermedades vasculares
Hipotensión
Hipotensión, tensión arterial
anormalmente baja. Puede producirse una caída repentina y aguda de la presión
arterial como consecuencia de un shock quirúrgico causado por pérdida de
sangre (hemorragia), un ataque cardiaco, hipotermia, pérdida de conciencia,
sobredosis de drogas y muchas otras
causas. Los síntomas de una baja presión sanguínea consisten en desmayos,
mareos y, en casos graves, pulso débil.
Posibles
causas
La
presión sanguínea es regulada por el sistema nervioso autónomo, que controla la
acción de las glándulas, la respiración y otras funciones importantes. Este
sistema puede sufrir desórdenes diversos, afortunadamente poco comunes, que
pueden provocar fallos en la regulación de la presión sanguínea. La hipotensión
ortostática o postural, por ejemplo, provoca desfallecimientos cuando una
persona que ha estado tumbada se incorpora, debido a una caída excesiva de la
presión sanguínea. Otro trastorno causado por el sistema nervioso autónomo, la
hipotensión posprandial, provoca fallos en la regulación de la presión
sanguínea en personas mayores, que experimentan una caída sustancial de la
presión sanguínea tras el desayuno y el almuerzo. Tanto la hipotensión
ortostática como la posprandial requieren un examen minucioso para determinar
la naturaleza del defecto del sistema nervioso autónomo
Efecto de la presión hidrostática sobre la presión venosa
En cualquier depósito lleno de agua, la presión en la superficie de esta
es igual a la atmosférica pero se eleva un mmHg por cada 13,6 mm por debajo de
la superficie, esta presión es el resultado del peso del agua y por tanto se
llama presión hidrostática o presión gravitatoria, la presión hidrostática
también aparece en el sistema vascular de los seres humanos, por efecto del
peso de la sangre en los vasos. Cuando una persona está de pie la presión de la
aurícula derecha es de aproximadamente 0 mmHg, pues el corazón bombea a las
arterias cualquier exceso de sangre que intente acumularse en este punto sin
embargo, una persona adulta que se halle de pie absolutamente inmóvil, la
presión en las venas de los pies es de aproximadamente 90 mmHg, simplemente a
causa del peso hidrostático de la sangre
contenida en las venas entre el corazón y los pies.
Las presiones venenosas en otras regiones del cuerpo varían, de forma
proporcional entre 0 y 90 mmHg
Función de las venas como reservorio
sanguíneo
Más del 60% de toda la sangre del sistema circulatorio se encuentra en
las venas, por esta razón y debido a que las venas tienen una gran
capacitancia, se dice que el sistema venoso sirve como reservorio de sangre
para la circulación.
Cuando se pierde sangre y la presión arterial comienza a disminuir se
desencadena reflejos de presión a partir de los senos carotideos y otras aéreas
sensibles a la presión de la circulación, como señales nerviosas procedentes
del encéfalo y la medula espinal que atreves sobre todo de los nervios
simpático, hacen que las venas se contraigan corrigiendo así, una parte
importante del trastorno produciendo por la pérdida sanguínea en el aparato
circulatorio.
DINAMICA DEL CORAZON:
En el funcionamiento del corazón, vemos que este ejerce presión sobre la
sangre que impulsa, y esta presión es el resultado de la fuerza que desarrolla
cada una de sus fibras musculares. Al impulsar la sangre se realiza un trabajo
con cierta potencia.
Primero relacionaremos la presión ventricular, la fuerza de sus fibras y el volumen ventricular.
Para esto, haremos un razonamiento similar al realizado cuando se estudia la ley de LAPLACE que se da a los vasos. Entonces, consideremos que el ventrículo es una esfera en cuyo interior se halla la sangre a una presión P.
Primero relacionaremos la presión ventricular, la fuerza de sus fibras y el volumen ventricular.
Para esto, haremos un razonamiento similar al realizado cuando se estudia la ley de LAPLACE que se da a los vasos. Entonces, consideremos que el ventrículo es una esfera en cuyo interior se halla la sangre a una presión P.
Para saber la fuerza que hace la fibra, supondremos una sección
perpendicular a la dirección de las fibras que divide al ventrículo en dos
hemisferios A y B.
La fuerza que tiende a separar los dos hemisferios depende de la presión
P y de la superficie de sección S.
Ósea: F = P. S
De esta fórmula se deduce las siguientes conclusiones:
1. Para una fuerza determinada de la fibra cardiaca, la presión sera
mayor cuanto menor sea el diámetro del ventrículo. Pero, no se debe suponer que
la sola disminución del radio ventricular produce un aumento de presión. Esto
solo pasaría si la fuerza de las fibras se mantuviesen constante, pero vemos
que la fuerza de estas cambia al variar su longitud.
2. Si el radio aumenta, la presión tiende a disminuir por razones
geométricas, pero por debajo de ciertos límites este efecto puede quedar
compensado por otros factores. Pero por debajo de la longitud de la fuerza
máxima, la fibra estará ejerciendo mayor fuerza a medida que su longitud
aumenta. Por otro lado, si el volumen de la sangre a expulsar aumenta, la fibra
tiene más posibilidades de ejercer mayor fuerza de que es capaz, lo que no
llega a realizar cuando la cantidad de sangre es pequeña y, por así decir, se
escurre antes de que la fibra haya podido desarrollar toda su fuerza.
3. Si el corazón se ha distendido de manera que la longitud de fuerza máxima de las fibras es sobrepasada, la presión cae no solo por las relaciones entre las fuerzas y la presión propias de la geometría del ventrículo, sino también por la disminución de la fuerza individual de las fibras musculares.
FÍSICA DEL FLUJO
SANGUÍNEO.
Un fluido se desplaza en el interior de un tubo cuando la presión
en el inicio es superior a la existente al final del tubo, moviéndose desde una
zona de mayor presión a una de menor presión. El flujo o caudal depende
directamente del gradiente o diferencia de presión entre esos dos puntos e
inversamente de la resistencia, en una relación similar a la Ley de Ohm para
los circuitos eléctricos.
Q (flujo o caudal) = P (P1 - P2) / R (resistencia)
La resistencia depende de las dimensiones del tubo y de la
naturaleza del fluido, y mide las fuerzas de rozamiento o fricción entre las
propias moléculas del fluido y entre éstas y las moléculas de la pared del
tubo.
La velocidad con la que circula la sangre en el interior de un
tubo es directamente proporcional al flujo e inversamente proporcional al área
transversal del tubo.
El flujo o caudal (volumen/minuto) se define también como el
volumen circulante por un segmento transversal del circuito en la unidad de
tiempo.
Factores que determinan el flujo
sanguineo.
El flujo
sanguíneo o intensidad de corriente (f) o caudal es el volumen de sangre (v)
que pasa a través de la sección transversal de un vaso por unidad de tiempo (t) (cc/min) (volumen minuto) (velocidad de volumen), o lo que es lo
mismo, el producto de la superficie transversal del vaso por la velocidad del
flujo (S·v).
El flujo que sale de los ventrículos en
cada ciclo cardíaco es de tipo todo o nada, es decir, alcanza un máximo durante
la sístole y cae a cero durante la diástole, aunque su valor medio puede
considerarse en unos 96 ml/s.
En la aorta este flujo todo o nada se
transforma en pulsátil. Aumenta tras la apertura de la válvula aórtica para
alcanzar un máximo después del primer tercio del período de eyección, cayendo
progresivamente durante el resto de dicho período. Cuando cesa la sístole y
antes de cerrarse la válvula aórtica, la retracción elástica de la aorta
("efecto Windkessel") genera un flujo retrógrado con un valor
negativo. Cerrada la válvula, la retracción elástica sigue durante la fase
diastólica ventricular hasta alcanzar su posición elástica original,
generándose un flujo de salida, que empuja el resto del volumen de sangre
almacenado en la distensión hacia adelante.
Este efecto de distensión y retracción elástica subsiguiente se da en los árboles arteriales mayores obteniéndose en éstos un flujo de tipo pulsátil, con valores máximo y mínimo siempre por encima de cero y que aseguran el flujo en todo momento.
A medida que nos alejamos del corazón la amplitud del pulso de flujo disminuye y en las ramas arteriales más pequeñas y arteriolares, prácticamente ha desaparecido el pulso de flujo para convertirse en un flujo uniforme, ya que en estas secciones arteriales ha disminuido considerablemente el componente distensible y elástico, es decir, es una región más rígida (por su componente contráctil) que obliga a que el flujo se haga uniforme.
En los capilares activos el flujo es
uniforme y en la circulación venosa también, aunque en la región de las venas
cavas se observa un modificación del mismo debido al reflejo retrógrado de la
actividad auricular derecha.
El control local del
flujo sanguíneo se divide en dos fases
Control agudo: Se logra: “Mediante variaciones
rápidas del grado de constricción de las arteriolas, metarteriolas y esfínteres
pre capilares que se produce en segundos o minutos, como método rápido de
control de un flujo sanguíneo local adecuado”.
Control a largo plazo: Significa variaciones lentas de flujo en un periodo de días, semanas o
incluso meses. En general, las variaciones a largo plazo brindan un control
mucho mejor del flujo en proporción a
las necesidades de los tejidos.
Efecto del
metabolismo tisular sobre el flujo sanguíneo local.
El aumento del flujo sanguíneo es inicialmente
inferior al aumento del metabolismo sin embargo una vez que el metabolismo se
incrementa lo suficiente como para retirar la mayor parte de los nutrientes de
la sangre, mayores aumentos del metabolismo sólo pueden ocurrir si existe un
incremento concomitante del flujo sanguíneo que aporte los nutrientes precisos.
Velocidad del flujo
Por la ley de continuidad, en un
sistema de tubos de diferentes diámetros como el vascular, el flujo es siempre
constante en cualquier segmento transversal completo (como se ha visto
anteriormente en la distribución vascular del flujo).
Significa que para un flujo constante la velocidad lineal de la corriente debe variar de forma inversamente proporcional al área del segmento transversal de la sección vascular considerada.
En la aorta la velocidad media es mayor (para un diámetro aórtico de unos 2,5 cm, la velocidad media del flujo es de unos 20 cm/s.) que en los capilares (área transversal de unos 4000 cm2 y velocidad media del flujo de unos 0,03 cm/s) porque en éstos la sección transversal es 2000 veces mayor que en la aorta. Mientras que en las cavas con un diámetro de unos 3,5 cm la velocidad media del flujo es de unos 15 cm/s. Desde un punto de vista práctico más que la velocidad de la sangre en un punto es mejor conocer el tiempo de circulación entre dos puntos del circuito vascular.
Medición del flujo sanguíneo
El flujo sanguíneo puede medirse por métodos directos e indirectos, de los que se indican a continuaciones algunas:
Flujómetros electromagnéticos:
Fundamento: El movimiento del flujo
dentro de un campo magnético genera un voltaje proporcional a su velocidad.
Flujómetros Doppler:
Fundamento: Sistema que envía y recoge
ondas ultrasónicas reflejadas en los elementos formes circulantes. La
frecuencia de ondas reflejadas es proporcional a la velocidad del flujo.
Medidas pletismográficas:
Fundamento: Introducción de la región a
medir el flujo en una cámara pletismográfica. Los cambios de volumen regional
se traducen en cambios de volumen en el pletismógrafo. Se ocluye el retorno
venoso, produciéndose una tasa de incremento en el volumen de la zona a medir
que es función del flujo arterial.
Medida indirecta del flujo por el método de Fick.
Fundamento: la cantidad de sustancia
que entra en una cámara de mezcla procedente de varias fuentes será igual a la
cantidad de sustancia que sale.
Mecanismos
de control del flujo sanguíneo
La regulación del sistema vascular se realiza básicamente sobre el
músculo liso vascular y, más concretamente, sobre el músculo liso de las
arteriolas, ya que éstas constituyen el punto máximo de resistencia. La
relajación del músculo liso aumenta el radio arteriolar (vasodilatación) y su
contracción lo disminuye (vasoconstricción). Este músculo está bajo control del
sistema nervioso autónomo y de determinadas hormonas.
Control humoral del flujo
Dentro de este apartado se engloba aquellas sustancias que, o bien
formadas en glándulas específicas y transportadas por sangre, o bien formadas
en tejidos específicos, producen efectos circulatorios. Se las puede clasificar
en dos tipos, dependiendo de cuál sea el efecto causado sobre los vasos
sanguíneos:
Sustancias vasoconstrictoras.
a. Noradrenalina y adrenalina.
b. Angiotensina II.
c. Vasopresina o ADH.
d. Endotelinas.
Sustancias vasodilatadoras
a. Óxido nítrido (NO)
b. Factor hiperpolarizante endotelial (FHDE)
c. Bradicinina o sistema calicreína-cinina.
d. Histamina.
e. Prostaglandinas.
f. Péptido auricular natri urético (PAN).
Control nervioso
En el sistema vascular todas las acciones están mediadas por el sistema
nervioso autónomo simpático. Los nervios simpáticos tienen muchas fibras
vasoconstrictoras y pocas vasodilatadores.
La inervación de pequeñas arterias y arteriolas permite incrementar su
resistencia y modificar el flujo sanguíneo; en los grandes vasos, en concreto
las venas, permite modificar su capacidad, alterando el volumen del sistema
circulatorio periférico y proyectando más sangre hacia el corazón.
Tono miogénico o basal
Las fibras simpáticas que inervan las fibras musculares vasculares
mantienen un ritmo de descarga continua (tónica) de 1-3 impulsos por segundo.
Estos impulsos mantienen un estado de contracción parcial de los vasos
sanguíneos que se conoce como tono vasomotor.
Puede lograrse mayor o menor nivel de contracción, mediante un aumento o
disminución de la frecuencia de descarga con respecto al nivel.
Tipos de regulación
Regulación local
Cada tejido es capaz de regular su propio flujo sanguíneo según sus
necesidades específicas. En términos generales, cuanto mayor sea las tasas
metabólicas de un tejido mayores serán sus requerimientos de flujo. Existen,
sin embargo, algunos órganos (riñón o cerebro) que necesitan flujos elevados y
constantes para realizar sus funciones, de ahí que en ellos se observen cambios
relativamente pequeños de flujo
El flujo sanguíneo está regulado localmente de una manera muy estricta,
impidiendo en cada momento que haya excesos o defectos de irrigación, y
manteniendo el trabajo mínimo para todo el sistema.
La regulación local puede ser:
A corto plazo: cambios rápidos que se instauran en un plazo de tiempo corto, de
segundos a minutos.
A largo plazo: cambios más lentos que van apareciendo a lo largo de días, semanas o
meses.
Regulación local a corto plazo: efecto
del metabolismo tisular.
El aumento del metabolismo en un tejido incrementa el flujo sanguíneo.
La variable principal, que se mide localmente, es la disponibilidad de oxígeno.
Cuando esta disponibilidad disminuye hasta un 25%, el riego sanguíneo aumenta
hasta tres veces. El incremento del metabolismo o la caída del oxigeno hace que
las células secreten sustancias vasodilatadoras, dentro de las cuales se
encuentran: CO2, adenosina y compuestos de fosfato de adenosina, iones potasio,
ácido láctico, iones hidrógeno e histamina.
La sustancia vasodilatadora más potente es la adenosina. Se ha
comprobado que un aumento de actividad cardíaca, produce una mayor degradación
de ATP, y una mayor formación de adenosina. Parte de esta adenosina escapa de
las células y ejerce su acción en los vasos.
Diferentes circunstancias cursan con una regulación local del flujo
sanguíneo a corto plazo, como son:
1. Hiperemia activa.
2. Hiperemia reactiva.
3. Regulación local ante cambios de la tensión arterial.
El mecanismo de la autorregulación consiste básicamente en lo siguiente:
un descenso de la tensión arterial disminuye el flujo, lo que causa un descenso
de O2 y un aumento de CO2, H+ y metabolitos, que no son arrastrados por la
sangre tan rápidamente como en condiciones basales y aumenta la vasodilatación.
Regulación local a largo plazo
El mecanismo a largo plazo consiste en un cambio en el número y calibre
de los vasos en un territorio concreto. Si el metabolismo se eleva durante
largo tiempo, se produce un aumento de vascularización; si disminuye, la
vascularización se reduce. Igualmente, si existe un incremento de presión
arterial, la vascularización disminuye, y si la presión arterial desciende, se
incrementa la vascularización. La reconstrucción es por tanto continua.
Regulación central
En la regulación integral del sistema cardiovascular se realiza el
reparto equilibrado de flujo a cada uno de los órganos. La variable básica en
el funcionamiento de dicho sistema es la tensión arterial o fuerza responsable
principal de que el flujo sanguíneo llegue a todos los órganos. Los mecanismos
que se describen, a continuación, tienen como objetivo mantener la tensión
arterial dentro de un rango de valores que garantice la homeostasis corporal y
la supervivencia del organismo.
Mecanismo de regulación central a corto
plazo: reflejos de mantenimiento de la tensión arterial
Consisten básicamente en mecanismos nerviosos de retroalimentación
negativa. Se caracterizan por actuar de forma muy rápida, comenzando su acción
en unos segundos. La intensidad de las respuestas es fuerte pero se debilita en
poco tiempo; así, la estimulación simpática es capaz de aumentar la presión dos
veces en 5-15 segundos y la inhibición de la estimulación simpática puede
disminuirla hasta la mitad en 40 seg.
Los centros del sistema nervioso central que participan en este sistema
de regulación son:
a. Centros vasomotores bulbares.
b. Centros superiores nerviosos controladores del centro vasomotor.
Los mecanismos de control que forman parte de esta regulación se inician
por la activación de diferentes receptores sensoriales:
a) Mecanismo de control de los baro receptores.
b) Mecanismo de control de los quimiorreceptores.
c) Mecanismo de control de los receptores de estiramiento.
d) Mecanismo de control por el propio centro vasomotor
Regulación central a medio y largo
plazo
Para regular la presión a largo plazo, el factor más importante que se
controla es el volumen sanguíneo, que es uno de los determinantes de la tensión
arterial. A medio plazo existen tres mecanismos que comienzan lentamente, en
minutos, y se desarrollan completamente después de horas.
1. Desplazamiento de volumen líquido en los capilares.
2. Relajación de los vasos por estrés.
3. Sistema renina-angiotensina.
Los mecanismos de regulación a largo plazo se basan en procesos que
afectan al volumen líquido vascular. Aumentos de volumen causan incrementos de
presión, e incrementos de presión provocan disminuciones de volumen. Los cambios
de volumen se realizan mediante excreción de sales y agua por el riñón.
El flujo de la sangre en el sistema vascular.
El flujo a través de
un vaso sanguíneo depende de dos factores:
1. La
diferencia de presión entre los dos extremos del vaso que es la fuerza que
empuja la sangre por el mismo.
2. La
dificultad de la circulación a través del vaso que se conoce como resistencia vascular.
El flujo a través del
vaso se puede calcular por medio de la ley de Ohm, que indica que el flujo
sanguíneo es directamente proporcional a la diferencia de presión e
inversamente proporcional a la resistencia (Q=DP/R). Por lo tanto, para determinar el flujo sanguíneo no es importante
conocer el valor total de las presiones, pero es fundamental conocer la diferencia
entre éstas que será la encargada de inducir el flujo de aquel lugar en donde
hay más presión a donde hay menos presión.
El flujo de sangre se
refiere al volumen de sangre que pasa por un punto determinado de la
circulación durante un tiempo fijo. Se expresa en unidades de volumen sobre
unidades de tiempo (caudal). El flujo sanguíneo global en la circulación de un
adulto en reposo es de unos 5000 ml/minuto y éste es el denominado gasto
cardiaco porque constituye el volumen de sangre impulsado por cada ventrículo
en la unidad de tiempo.
Para medir el flujo
sanguíneo existen varios dispositivos ya sean mecánicos o electromagnéticos, y
entre ellos se encuentran el medidor electromagnético de flujo y el medidor de
flujo ultrasónico Doppler. Ambos medidores son capaces de registrar cambios
pulsátiles demasiado rápidos del flujo, al igual que registran el flujo
constante.
Flujo laminar y turbulento, y el perfil parabólico de velocidades
En ciertos casos la
sangre fluye a un ritmo constante a través de un vaso liso, largo en corrientes
continuas, manteniéndose cada capa de sangre a una distancia constante de la
pared del vaso presentándose entonces lo que se conoce en la mecánica de
fluidos como flujo laminar. Al tener flujo laminar, se presenta también el efecto
de que las capas más cercanas a las paredes de los vasos, tendrán velocidades
de flujo casi nulas debido al efecto de la viscosidad, mientras que las capas
de sangre más alejadas de las paredes alcanzarán una velocidad mayor que el
resto de las capas. Lo anterior origina un perfil parabólico de velocidades
cuando se presenta un flujo laminar.
Cuando la rapidez del
flujo sanguíneo es muy intensa, cuando pasa una obstrucción de un vaso, cuando
hace un giro brusco, o cuando pasa por encima de una superficie más rugosa, el
flujo puede volverse turbulento, formando generalmente remolinos denominados
corrientes parásitas o de remolino. Cuando se producen corrientes de remolino,
la sangre circula contra una resistencia mucho mayor que la que existe cuando la
corriente es lineal porque los remolinos aumentan enormemente la fricción
dentro del vaso.
Para determinar si un
flujo sanguíneo es laminar o turbulento es posible utilizar el número de
Reynolds (ver artículo "El número de Reynolds") que determina la tendencia
a ser turbulento que tiene un flujo. En la aorta proximal y en la arteria
pulmonar, el número de Reynolds puede elevarse hasta niveles altos, como de
varios miles, durante la fase rápida de vaciamiento de los ventrículos; esto
provoca intensa turbulencia en la parte proximal de las arterias aorta y
pulmonar, donde hay muchas condiciones adecuadas para la turbulencia:
1. Gran
velocidad de la corriente.
2. Índole
pulsátil de flujo.
3. Brusco
cambio del diámetro del vaso.
Sin embargo, en los
vasos pequeños el número de Reynolds casi nunca llega a ser suficientemente
elevado para provocar turbulencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario