El corazón, actuando como una bomba mecánica, impulsa la sangre por la
aorta. El volumen de sangre que pasa en un minuto por la aorta es un flujo o
caudal (Q) y, como tal, se podría medir en cualquiera de las unidades
siguientes: L/s; cm3/min; cm3/s; mL/ min; L/ min; etc.
Sin embargo, lo habitual es hablar del gasto cardiaco en litros por
minuto. Cuando se quiere realizar algunos cálculos hemodinámicos se usan las
unidades mL/min o cm3/s. 5 L/min para el gasto cardíaco es también una cifra
fácil de recordar, pero que sólo debe usarse como válida para un sujeto adulto
en reposo ya que durante un ejercicio intenso puede aumentar hasta 5 veces su
valor basal.
La aorta no es el único sitio donde se puede medir el gasto cardíaco. Si
pasan 5 L/min por la aorta, ese será el caudal de la vena cava inferior y la
vena cava superior sumados. Ese será también el caudal de la arteria pulmonar y
el caudal de todas las venas pulmonares.
Obviamente, si del ventrículo izquierdo salen 5 L/min, por todos los
capilares pasan 5 L/min. Lo que sí no hay duda es que es más sencillo medir el
flujo en la aorta que, al mismo tiempo, en todos los capilares y es por eso
que, cuando se habla de gasto cardíaco se refiere, por lo general a una medida
hecha a la salida del ventrículo izquierdo.
El gasto cardíaco como producto del
volumen sistólico por la frecuencia cardiaca
El corazón es una bomba que expulsa la sangre siguiendo ciclos o latidos
formados por la diástole, período durante el cual la sangre ingresa al corazón
y la sístole en que es expulsada.
Estos ciclos se repiten con una frecuencia ( f ) de unos 80 latidos por
minuto en reposo hasta más de 180 por minuto durante el ejercicio. Si aceptamos
un gasto cardíaco de 5 L/min y una frecuencia de 80 latidos/min tendremos que
por cada sístole se expulsan 5000 mL/80 = 62,5 mL/latido se conoce como volumen
latido o volumen sistólico (VS). Sería lógico pensar que si se aumenta la
frecuencia cardíaca aumenta simultáneamente el gasto cardíaco, ya que:
Q = f . VS
El índice cardíaco o gasto cardiaco por
metro cuadrado de superficie corporal
Si bien la cifra de 5 L/min de gasto cardíaco es fácil de recordar, es
evidente que éste no puede ser igual para un hombre sano de 1,80 m de altura y
78 kg de peso que para un hombre también sano pero de 1,60 m de altura y 55 kg
de peso. La manera de normalizar la medida es dividiendo el gasto cardíaco por
la superficie corporal (SC) del sujeto.
Regulación del gasto cardiaco
La regulación de la función de bombeo del corazón depende de forma
directa de los valores de la frecuencia cardiaca y del volumen sistólico. En el
estudio de la regulación se diferencian dos tipos: una regulación intrínseca,
en la que intervienen factores exclusivamente cardíacos, y una regulación
extrínseca, determinada por la acción de factores externos.
Regulación de la frecuencia (efectos
crono trópicos)
Aunque el corazón tiene una actividad rítmica intrínseca, existen
factores externos a la estructura cardiaca que pueden alterar esta frecuencia
basal de contracción. Estos factores son de naturaleza nerviosa y hormonal. El
sistema nervioso autónomo, a través de sus dos divisiones, simpático y parasimpático,
modifica la frecuencia cardiaca.
En un adulto normal la frecuencia cardiaca es de unos 70 latidos
/minuto, si ese mismo corazón se le aísla separándole de sus conexiones
nerviosas, pasa a realizar 100 latidos/minuto, que es la frecuencia intrínseca
de las fibras del nodo sinusal. De esta forma la frecuencia disminuye
(bradicardia, o efecto cronotopo negativo), e incluso si la estimulación
parasimpática es muy fuerte puede llegar a pararse el corazón. La bradicardia
que se produce durante el sueño, se basa en el incremento de actividad
parasimpática y en la disminución de actividad simpática.
La estimulación vagal también disminuye la velocidad de conducción del
impulso cardiaco, efecto conocido con el término de dromo tropismo negativo.
Además de las acciones debidas a la actividad del sistema nervioso
autónomo, existen otros factores que tienen influencia sobre la frecuencia
cardiaca. Así, la temperatura, cuyo aumento tiene un efecto cronotopo positivo,
observable en la taquicardia que aparece en estados febriles. Este efecto,
puramente físico, es debido simplemente al hecho de que el aumento de energía
térmica da lugar a una mayor movilidad iónica.
Por último, también la concentración de potasio extracelular juega un
papel importante sobre la frecuencia. Incrementos de K+ producen disminuciones
de frecuencia y también de la velocidad de conducción del potencial de acción
cardiaco.
Regulación del volumen sistólico
(efectos inotrópicos)
El volumen sistólico es el volumen de sangre impulsada por el ventrículo
en cada latido, su valor viene determinado fundamentalmente por la fuerza de
contracción (contractilidad) del músculo cardíaco. Los factores que afectan a
esta propiedad se denominan factores inotrópicos, y como en la frecuencia, se
consideran positivos cuando aumentan la contractilidad y negativos cuando la
disminuyen.
A diferencia de la frecuencia que sólo estaba influida por factores
extrínsecos, el volumen sistólico dispone de dos tipos de mecanismos de
regulación diferenciados por su origen.
Regulación intrínseca del volumen sistólico. Mecanismo de Frank-Starling
Existen dos factores importantes en la forma de regulación intrínseca
que influencian la respuesta contráctil del músculo cardíaco. Estos factores
son:
1. La precarga, definida como la tensión pasiva que determina, en el
músculo cardiaco, la longitud inicial de las fibras antes de la contracción; es
decir, la distensión de las fibras (o volumen diastólico final) que las coloca
en su longitud inicial previa a la contracción.
2. La pos carga, es la carga frente a la que deben acortarse las fibras
miocárdicas durante la sístole, dicho de otro modo, la carga que debe desplazar
el músculo después de iniciarse la contracción. Para el ventrículo izquierdo,
la pos carga viene dada por la presión en la aorta.
Regulación extrínseca del volumen
sistólico.
Existen una serie de factores extrínsecos que pueden modificar la
contractilidad del corazón. El sistema nervioso autónomo es uno los reguladores
principales en la contractilidad de las fibras miocárdicas. En condiciones
basales la influencia predominante es simpática, y su efecto es un aumento de
la contractilidad (efecto inotrópico positivo) aumentando el vaciado del
ventrículo y el incremento de presión sistólica.
Otros factores son las concentraciones iónicas de K+ , Ca++ , un aumento
de la [K+] extracelular o una disminución de la [Ca++] tienen un efecto
inotrópico negativo, al igual que los descensos de pH sanguíneos.(“BIOFÍSICA”,
2015b)
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